La Comuna; Tamaulipas: mucho pueblo, poco partido
José Ángel Solorio Martínez
El MC permitió en un cambio por lo demás terso, el relevo generacional.
El PV, igualmente.
Sólo MORENA, en un caso de patológica soberbia, eligió a una dirigencia, que parece ir a contra-corriente de un proceso de revitalización de sus añosos cuadros.
Efectivamente: el Consejo estatal –de dudosa legitimidad– nombró a sus nuevos liderazgos evitando la permeabilidad necesaria para que la sangre joven tomara el destino del partido.
La nueva dirigente Guadalupe Gómez, lejos de representar las corrientes jóvenes, ofrece la seguridad de un partido que se anclará en el pasado.
A eso se suma que se pretende trabajar al revés: primero la dirigencia y luego el reclutamiento; se espera ingresar en Tamaulipas 300 mil militantes. Lo correcto, hubiera sido primero el ingreso de nuevos militantes y posteriormente la elección de un Comité Ejecutivo Estatal (CEE); habría ganado una sólida legitimidad y maciza legalidad, como no ha tenido ningún partido en la región.
Pusieron los bueyes, no delante de la carreta como recomienda el sentido común; los colocaron, atrás.
Lupe Gómez, no es un freno para el partido: sólo, inhibe su desarrollo.
Las tareas que demandan la organización del partido necesitan una dirigencia dinámica y activa.
El frenético trabajo de ingresar a 300 mil militantes es de dimensiones portentosas,
El patético escenario que se delinea en Tamaulipas con un MORENA, en estado larvario –sigue igual que hace años– hace más necesaria la vigilancia y tutelaje del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) en el despliegue de los planes partidistas en la comarca.
Una de las debilidades mostradas por el morenismo como partido, es la carencia de capacitación. Ello ha generado que los servidores emanados de MORENA lleven a cabo como gobierno, prácticas neoliberales que los asemejan cada día al PRI y al PAN.
Proliferan los alcaldes que insisten en reeditar viejos esquemas antipopulares: incrementar impuestos como predial; aumentar las cuotas en los servicios públicos y engrosar el presupuesto con la onerosa contratación de crédito a la banca privada.
(En la mayoría de esos jefes edilicios, se esconde el avieso truco de la corrupción y la política favorita de los panistas: los moches).
Es decir: en muchos de los municipios de Tamaulipas gobierna MORENA con estratégicas medidas neoliberales; o sea: el insepulto cadáver del PAN y el PRI siguen retozando en la mentalidad de muchos presidentes municipales de la IV T.
Ahora más que nunca se requiere la presencia del CEN de MORENA.
La persona asignada para coordinar los trabajos organizativos y políticos, Renato Molina Arias, es apremiante que inicie su encomienda. Con la elección del CDE no se elimina el vacío existente que hay en el partido; al contrario, dada su inexperiencia, urge la colaboración de las instancias nacionales para que la normalidad democrática y la institucionalización llegue lo más pronto al partido en Tamaulipas.
Hasta hoy, se ve demasiado pueblo, para tan poco partido.