OPINIÓN

Canadá- EU “PINTAN SU RAYA”; No se quieren “mexicanizar”, socio incomodo

Por José Dosal Hernández

Comienzo mi aportación con una celebre frase popular futbolera aplicada por el cronista Fernando Marcos: “cuando pudo no quiso y cuando quiso ya no pudo”.
El narcotráfico mexicano es ya un mal ejemplo mundial, tan es así que las relaciones comerciales con sus dos socios Canadá y Estados Unidos pueden colapsar.
Sellar fronteras es mal augurio, clasificar migrantes es el segundo paso, impedirán acceso a mexicanos dándole prioridad a otros países menos infectados.

A finales de los 70s, los 80 y principios de los 90s, surge en Colombia el Cártel de Medellín bajo el mando de Pablo Emilio Escobar Gaviria, acaparando rápidamente la compra-venta de cocaína, usando a México como trampolín para caer en esa enorme alberca de consumidores gringos.
Sin embargo la situación social se complica en el país Colombiano cuando emergen agrupaciones criminales paralelas como el Cártel de Cali y paramilitares.
Las batallas urbanas se multiplicaron obligando a los bandos a sofisticar sus herramientas usando coches bomba, atentados a políticos, empresarios, periodistas, activistas, secuestros y la inyección de dinero negro en partidos políticos.

La sociedad estalló y el Gobierno tuvo que confrontarse con el respaldo de Estados Unidos.
No era cuestión de ideologías fue un problemama de seguridad pública.
Colombia sentó un precedente negativo internacional que aún lo persigue, tan es así que algunos países lo utilizaron como un mal ejemplo “evitemos colombianizarnos”.
Para entonces en México dos organizaciones criminales comenzaban a sentar sus reales, las cuales en la actualidad denominamos Cártel Sinaloa y Guadajara, eran enormes productores de mariguana y amapola.
Por el norte, en Tamaulipas se empodera el actual Cártel del Golfo, pero en el contrabando de artículos gringos.
Aprendieron rápidamente y en unos cuantos años dejaron de ser “burreros” de los colombianos, imponiendo sus propias reglas, “impuestos” o peaje.
Empezaron a corromper autoridades, utilizando estructuras oficiales para bloquear el trasiego colombiano obligándolos a negociar el paso por territorio mexicano.
Miguel Felix Gallardo y Caro Quintero, tuvieron el control, hasta que inició la desbandada de miembros buscando independizarse creando sus propias asociaciones delinquivas .
Los gobiernos mexicanos lejos de contrarrestar, sacaron tajadas millonarias y poder político.
El legendario PRI se fracturó y sus integrantes fundan sus propios partidos, PRD, PAN, PT, MORENA, éste último conserva la escencia priista.
Todos atraves de la historia, reciben algún financiamiento ilegal a cambio de encubrimiento. El narco se
diversifico, ampliaron sus acciones, indocumentados, prostitución, secuestro, cobro de piso, hasta llegar al Huachicol, algunos de estos delitos sustituyeron al asalto bancario o extorsión a consorcios empresariales donde la élite política tiene intereses económicos.
Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum, buscan institucionalizar los delitos, buscan hacerlo algún común tan es así que al verse superados (como ahora sucede) culpan a la oposición o a países cuya ideología es adversa a Morena.
Congresistas Canadiences se van uniendo al reclamo de Estados Unidos, expulsar a México de tratos comerciales como el T-MEC.
No se quieren “mexicanizar”.
Para Canadá y EU, lo que sucede en México no es asunto de creencias políticas como capitalismo, socialistas o comunismo, son temas de seguridad pública, seguridad nacional y salud.
La política Azteca tuvo la oportunidad de poner orden en la década de los 90s pero mejor se asocio con lo ilícito y ahora pagamos las consecuencias.
López Obrador engendro del viejo PRI, sin criterio y cegado por el poder los dejó entrar descaradamente para gobernar de la mano.
Un día, en el pasado, políticos mexicanos pudieron evitarlo pero no quisieron hoy quieren hacerlo pero ya no pueden.

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