La Comuna; La privatización de MORENA
José Ángel Solorio Martínez
Tres de los múltiples precandidatos de MORENA a la gubernatura, están vinculados con el pasado más oscuro de Tamaulipas. La reynosense, Maky Ortiz Domínguez; la tampiqueña Olga Sosa y el reynosense, José Ramón Gómez Leal.
MORENA no quiso o no pudo, desmarcarse de ese destino.
Y no representan lo malo del PAN y el PRI.
Se identifican, con lo peor de esos partidos.
Maky es la condensación de lo más pútrido del sistema político tamaulipeco. Ha transitado por todas las organizaciones en la entidad; y de todas ha sacado raja política. Por más de veinte años ha cobrado renta por su presencia en el PRI, el PAN, MORENA y Partido Verde.
No conforme con el lucro de ella, llevó a su vástago Makyito Peña Ortiz a la alcaldía en donde ha hecho decenas de estropicios.
Ni Cabeza de Vaca, pudo con ella.
Su vigoroso capital –extraído de las arcas públicas siempre–, les ha servido para construir un imperio por más de una década.
La senadora Sosa, una ex priista morenista de última hora, se integró a MORENA en un golpe de suerte. En su natal Tampico, en 2018 la candidata a diputada federal era Marcela Unda; una influencer, que ya registrada ante la autoridad electoral decidió renunciar a la encomienda.
Olga, con su peculiar oportunismo la suplió.
Se sacó la lotería.
AMLO convertido en una fuerza social imparable, le llevó sin gastar un solo cinco, a la Cámara de diputados.
De ahí, con la protección de los guachicoleros Carmona, construyó una carrera impresionante.
JR es un proyecto viejo. Semejante al que llevó a la gubernatura a su cuñado, ahora pretenden reeditarlo. La técnica es sencilla: la compra de las candidaturas.
Esos fenómenos sociales, ha pervertido el sistema político tamaulipeco. Ha impedido, que la permeabilidad de cuadros impulse la sanidad de la estructura partidista. Maky, Sosa y JR han incorporado como factor fundamental para ascender –en el PAN, MORENA y PV– y participar en la disputa de las candidaturas, el dinero.
De una u otra forma, han privatizado la política.
Los miles de militantes de MORENA, que sudaron la gota gorda para hacer de esta organización un potente instrumento de masas, no pueden participar en la vida política interna, por la sencilla razón de carecer de recursos.
AMLO intentó separar el poder político del poder económico.
Quizá, esa sea la mayor aportación del presidente López Obrador: democratizar el poder. Sin eso, jamás de los jamases hubiera podido aspirar a la presidencia de la república una mujer, una académica.
En Tamaulipas, no se ha entendido la lección del presidente Andrés Manuel.
Confiemos en que Claudia Sheinbaum, lo tenga claro.
Si no: ya chupamos faros.